Vuelvo a comentar un cómic de la semana después de mucho tiempo, y me pareció apropiado que el retorno sea cuando
Batman (y
Morrison) llega a mi país,
Argentina, en su nueva misión cuyo objetivo ulterior aún desconocemos pero por lo que se lee entrelíneas parece ser algo grande, al igual que las anteriores tramas del autor escocés con el personaje. Pero no voy a apurarme a mirar más allá y sólo voy a concentrarme en las páginas de este tercer número de la nueva serie del
Batman de Grant Morrison.
En este, el escritor se vale de algunos aspectos de la historia y cultura argentina para elaborar un misterio propio de su versión de
Batman, a la vez que nos muestra una
Argentina del DCU, no necesariamente realista. De ahí que haya, por ejemplo, rasgos de la clase alta porteña, encarnados en el
alter ego del
Gaucho, que a los argentinos nos pueden resultar exagerados pero que no son del todo imposibles. Asimismo, la apariencia del
Gaucho y de los villanos de esta historia pueden encuadrarse en esto mismo, y más allá de señalar
"así no es mi Argentina", tenemos que tener en cuenta que es un cómic de superhéroes de
DC, y por tanto me resulta apropiado que se exagere, y hasta diría fuerce, todo eso al situarse esto en un universo de ficción, y no cualquiera, sino el
fantástico Universo DC.
Por lo demás, y continuando con la presentación de Argentina en este comic, me parece bastante acertada en todos los aspectos. Hay estereotipos (como el infaltable tango) y varios errores, pero también hay detalles propios de Argentina como la botella de
cerveza Quilmes prácticamente calcada, el barrio de
La Boca que distinguiríamos sin que nos digan que es La Boca, la mención al grupo artístico que integraba
Jorge Luis Borges en las primeras décadas del siglo XX, la aparición de la
Guerra de Malvinas (hecho importante si los hay en la historia reciente del país), el comentario al pasar de la crisis institucional de diciembre de 2001, y la cuestión no menor de incorporar un espacio del país que no sea Buenos Aires, iniciando la historia de
Batman y el Gaucho en un lugar que puede ser algún sector de Cuyo o de la Patagonia (la parte no tan marketinera), entre otros.
Otro aspecto, no menos interesante, es que
Morrison se vale de este nuevo viaje de
Bruce Wayne para hacer aparecer otros superhéroes internacionales (léase, no-estadounidenses). De esto es fruto la reaparición del argentino
Cimarrón, representando al grupo llamado
Super-Malón, que no se viera desde un ya
lejano comic de "Wonder Woman" de Phil Jimenez, tras su primera aparición en el
anual #13 de "The Flash" enmarcado en
"Planet DC", especie de evento
del año 2000. De igual manera, encontramos a personajes británicos, de los cuales no tengo registro de apariciones previas (ya dirán ustedes...), en el ejército que fue a combatir en las
Malvinas.
Pero lo mejor de que
Morrison incorpore todo esto no es que nosotros podamos reconocerlos y regocijarnos por ello, sino que estos elementos son parte integral de la trama que desarrollará con
Batman en
Argentina, valiéndose de la historia y de la cultura de este país y de la amplitud del
Universo DC para contar su historia, con su visión tan particular. Y esto es algo que no me sorprende de
Morrison, pero no por ello deja de disfrutarse.
Por último, y directamente relacionado con el punto anterior, la historia que aquí narra es propia del lugar en que la sitúa, no podría contarse con
Batman en Gotham City de la misma manera que puede hacerlo en
Argentina. Y esto más allá de que tenga que ver con la misión de
Batman Incorporated y el objetivo de
Bruce Wayne de crear una corporación de
Batmen; es, verdaderamente, una historia de
Batman en Argentina, que a mí gusto está bien hecha. Al menos hasta aquí, claro está, y espero ver cómo continúa su desarrollo, a la vez que recomiendo su lectura y doy la bienvenida a sus comentarios y opiniones al respecto.