Batman and Robin #11

Más de una persona me dijo "Batman and Robin #11 está genial". Sin embargo, personalmente no utilizaría ese término para definirlo, sino que diría que es interesante e intrigante. No implica esto que me parezca malo, porque para nada me parece un mal comic, pero creo que le cabe mejor la definición de "interesante" e "intrigante" ya que en definitiva de eso se trata principalmente este cuarto arco argumental de la actual serie regular del Batman de Grant Morrison, y por extensión toda la historia del Batman de Morrison se convirtió ahora en una narración de misterio. 

Si bien el escritor nos ofrece respuestas a algunos de los numerosos interrogantes planteados, por cada una de ellas nos deja unas cuantas preguntas más; y cuando creemos estar seguros de alguna respuesta, nos hace dudar de nuestras propias certezas. Y he ahí la gracia de las narraciones detectivescas, de misterio, entre las cuales incluimos a estos recientes cómics de "Batman and Robin".

Particularmente un interrogante que se me presenta en las primeras páginas es qué hace la DEA en la Mansión Wayne, qué clase de drogas o qué acusación se hizo para que caiga esta organización policial sobre los Wayne; o quizá sólo se disfrazaron con la vestimenta de este grupo... Es muy probable que sea la única persona que se lo preguntó, porque es absolutamente trivial, al menos a primera vista, pero no podía evitar mencionarlo. [Me equivoqué y me avergüenza pero lo reconozco; esta escena citada no transcurre en Gotham, tremendo fallido solamente para hacerme el interesante, como dije en los comentarios después. Si quieren insultarme y burlarse de mí por esto, pueden hacerlo sin problemas.]

Eso a un lado, hay cuestiones mucho más interesantes, continuándose la trama misteriosa de la identidad de Oberon Sexton, los nombres de demonios y la aparente invocación de un ser demoníaco relacionado con la historia de Batman y de Gotham City, el árbol genealógico de los Wayne, y demases. Sin embargo, al fin de cuentas poco nos queda claro cuando concluímos la lectura de este #11, y estoy absolutamente intrigrado por seguir leyendo para saber cómo continuará esto. En pocas palabras, Morrison ha cumplido su misión una vez más.

Además de los misterios, vemos avanzar también la parte de la historia centrada en el enfrentamiento entre Dick y Damian, siendo lo más obvio y predecible de estas páginas pero que a su vez logra sorprendernos. Conjuntamente, Morrison utiliza este elemento de su narración como distracción, porque cuando estamos cerca de las respuestas hace que se desenvuelva el combate cortando las posibles explicaciones, al menos hasta el mes que viene.

De cualquier manera, hay ciertas cuestiones que no terminan de cerrarme, como ser la aparición de cierto personaje hacia el final de este número que debería estar ocupado en otros menesteres, dando cuenta una vez más de que el escriba escocés hace lo que le parece mejor sin prestar atención a mucho de lo que sucede alrededor suyo.

Pero Grant Morrison no consigue todo esto él solo, ya que cuenta con la inestimable colaboración de Andy Clarke, quien realiza un soberbio trabajo ilustrando los guiones de él, demostrando que está perfectamente a la altura de las circunstancias al captar a los personajes de la misma manera que Frank Quitely y Cameron Stewart (ignoro a Tan, con perdón) y al narrar la historia desde sus dibujos casi sin errores, algo que podemos decir de no muchos artistas de la industria.

En conclusión, sí, es un buen cómic, con excelentes dibujos y un atrapante guión. Pero por sobretodo, lo califico como intrigante.