Superman #697

Apenas terminé de leer este cómic pensé "ya está todo preparado". ¿Preparado para qué? se preguntarán, y la respuesta es para el crossover inminente que se desarrollará entre marzo y abril con la Legión, Brainiac, Luthor y toda la Familia Superman en el reparto, historia que estoy esperando desde su mismo anuncio.

Al ser este número el último cómic antes del comienzo de dicho crossover, se ocupa en gran medida de atar los últimos cabos sueltos que debían resolverse antes del inicio de aquella narración. Estas cuestiones irresueltas hasta ahora están relacionadas principalmente con los Legionarios escondidos en el siglo XXI para cumplir una misión (desconocida para nosotros, hasta ahora), revelándose los últimos que faltaban y reuniéndose todos ellos dejándonos esperando la llegada de "Adventure Comics #8", la próxima semana.

Además de esto, James Robinson se ocupa de Mon-El protagonista de esta serie regular y del arco argumental que concluye en este número, trabajando en él a nivel íntimo pero también poniéndolo a punto para el inicio del crossover. En medio de eso, el guionista incluye una escena de Mon-El junto a Superboy que no está escrita de modo lineal para causar confusión y crear algo de misterio, dejando algún interrogante planteado para futura resolución.

Esta clara división de dos partes está materializada en el cómic, lo cual resulta apropiado por el hecho de contar con dos artistas trabajando en estas páginas. De esta forma, cada uno dibuja una parte del cómic y no chocan sus estilos haciéndonos desagradable la lectura

Como notarán, en gran medida "Superman #697" está realizado para prepararlo todo para el inminente crossover, el cual resolverá muchas tramas; entre ellas, la de los Legionarios en el siglo XXI, la de Mon-El ocupando el lugar de Superman, así como el regreso del Hombre de Acero a donde corresponde, Metrópolis y sus series regulares. Es, pues, un cómic que tiene una serie de objetivos por cumplir y los cumple satisfactoriamente, logrando cautivar mi atención a la vez que me entretiene con lo poco que se narra en sus páginas y disfruto de los dibujos de Javier Pina (no tanto de los de Bernard Chang). En pocas palabras, buen cómic pero más un prólogo a lo que vendrá que una historia en sí misma.